Blogia
Repiso Libros

Luis Leante: Veinte deflagraciones para fusilar a un enemigo del sistema educativo español

Luis Leante: Veinte deflagraciones para fusilar a un enemigo del sistema educativo español

Veo que Luis Leante también se ha hecho bloguero, le visito y me encuento con esta sorprendente entrada. A Luis le conocí en una noche de calor y cervezas en Sevilla. Desconozco los detalles del conflicto al que hace referencia, pero siendo él lo correcto que es, algo serio debe ocurrir en la Conselleria de Educación Valenciana.

El asunto viene de esta la entrada de Luis Leante en su blog, en la que decía:

"Cuando hace ocho años Philip Roth publicó esta “mancha acusadora”, algunos pensaban que nuestro sistema educativo nunca podría llegar a los niveles del norteamericano. Siglos de tradición humanística, sentido común y cierta dosis de optimismo nos hacían pensar así. Pero, en menos de una década, la crítica que la novela hace al sistema educativo norteamericano es como un eructo de bebé comparado con la cloaca social en que se ha convertido la enseñanza en nuestro país, y especialmente en algunos de nuestros reinos de taifas. Leyes, contraleyes, decretos y contradecretos; jefes, jefecillos, tontucios y tontos del culo han copado los puestos de la sala de control y la nave de la enseñanza cruza los rápidos del siglo XXI gobernada por aquellos que en el aula fueron profesores mediocres y en los despachos enmoquetados son déspotas, resentidos, prevaricadores, amiguistas, mafiosos, clientelistas, presuntos delicuentes y fabricantes de leyes que perpetúan y legitiman sus delitos. La obscenidad se ha hecho dueña de los despachos, y entre los méritos para ascender tiene más peso la felación o sodomía al jefecillo de turno, que años de experiencia docente y compromiso con un trabajo para el que realmente hace falta vocación. Que cada palo aguante su vela."

De los múltiples comentarios que observo, me llama la atención el comentario de Vargas: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el maestro Luis Leante había de recordar aquella tarde remota en la huerta de Mula.
En la casa de JJ, congestionados los comensales por la butifarra, las migas hechas a dos manos por J., los poemas recitados por JF, el vino, la agudezas de P. o las naranjas peladas con los dedos, hubo hasta quien se atragantó de la risa y la nata cuando alguien mencionó el artículo de marras, el informe solicitado a la directora y el expediente indisciplinario a modo de respuesta.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento que acababa de realizar la descarga, el maestro Luis Leante miró con la paciencia que le habían proporcionado demasiados cursos académicos la cara estupefacta de sus verdugos. Ninguno de ellos podía comprender por qué sus disparos, efectuados con fusiles en perfectas condiciones, no habían derribado al reo. Y menos aún si se tenía en cuenta que ellos mismos habían puesto en las recámaras las valas.
Tampoco el jefe del pelotón alcanzó a entender la causa por la que le resultó imposible rematar al condenado con su rebólber."

0 comentarios