Entre tantos oficios ejerzo este que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día y de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catátrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fuí el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
(del libro “Velorio del solo” 1961). Leer en La Bitácora de Gelman.
2 comentarios
Javier López -
Magda -
A Juan Gelman se le hizo justicia, sin duda. Es un notable poeta.