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Trabajos en red y asociacionismo

El asociacionismo puede verse beneficiado de las nuevas tecnologías. Las reuniones presenciales no son siempre sustituibles, especialmente si son en buena compañía y en buena mesa, pero existen ya otras formas de comunicación, de contacto y de trabajo. Estos medios son especialmente válidos para los "pequeños" (los grandes ya los conocen y dominan, no nos engañemos). ¿Porqué cuesta tanto trabajo entenderlo en el ámbito de la cultura? ¿Por qué, aun más si cabe, entre pequeños libreros, pequeños editores, y no consagrados autores?

Me quedo con una frase del artículo abajo citado: "Cuando se unen dos voces no tienen el doble de repercusión que la que hubiera tenido una. En el caso de la cultura, uno más uno es más que dos. Este es el principal valor de este tipo de encuentros, de este modo de trabajo." Y añado un comentario: el victimismo no es compatible con el trabajo en red; el victimismo es pasivo y depresivo, el trabajo en red es activo e ilusionante.

(Una prueba de todo esto es que leemos este artículo publicado en el nº 28 de la revista Literarte, a través del blog de Martín Lucía, del que tenemos noticia a través de La mirada del hombre, ... y que alguien leerá en este blog)

REVISTA LITERARTE nº 28

El asociacionismo

La literatura, como la vida, tiene una cara b a la que pocos nos aproximamos. Unos por convicción. Otros por obligación. Una cara b en la que nos encontramos todos aquellos que no trascendemos a la cúspide de este mundo literario.Sin medios que nos promocionen, sin grandes editoriales que nos difusionen…
Muchas veces sientes que tus palabras, tus hechos quedan en un punto intermedio entre el vacío y el desaliento. Que lo realizado no transciende a y en los demás, perdiendo así uno de sus sentidos y fines primero: transmitir a otros.

No obstante, persistes.

La cultura, como todo en esta vida, se ha convertido, lastimosamente, en una gran industria. Y como tal funciona, amplificando a aquellos que les producen unos rendimientos económicos óptimos, silenciando a aquellos que no.
La capitalización de la cultura ha aumentado la incomunicación que muchos artistas sufren por el mero hecho de no disponer de una editorial lo suficientemente poderosa, de no publicar en una revista o en un diario con suficiente tirada…
Se genera así una bolsa de autores sin voz aparente en el espectro mediático. Una cara b muy poblada.
Pero no es así. Bajo esta piel insensible que cree cubrirlo todo, bajo ese universo cultural creado por la industria, se encuentra una red de asociaciones, tertulias, grupos, colectivos, iniciativas personales… que, en su trabajo individual y colectivo, genera una red sociocultural cada vez más tupida.
Cuando se unen dos voces no tienen el doble de repercusión que la que hubiera tenido una. En el caso de la cultura, uno más uno es más que dos. Este es el principal valor de este tipo de encuentros, de este modo de trabajo.
El apoyo de unos colectivos en otros, el empuje común hace que su labor se amplifique en repercusión y en eficacia.

Es este un mecanismo que ignora y menosprecia esta gran industria que se dedica a generar grandes gurús en los que deposita el sino de una labor que debe reposar en la labor común.

Recitales, concursos sin dotación económica, pequeñas editoriales… expresiones sinceras de este cuerpo invisible a los ojos de algunos que no solo socorre, sino que también dignifica el oficio artístico.

Martín Lucía
España

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